Sagrada Defensa
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(Arriba, ilustración de Tom Bjorklund)
Sólo Dios sabe cuánto tiempo necesita una vida
para desarrollar el potencial
que vino a expresar en la Tierra.
Sólo Dios sabe cuánto debe vivir
aquí abajo
un alma encarnada.
Sólo Dios sabe cuánto tiempo necesita
estar vivo un SER HUMANO.
Por lo tanto
existe una Ley general
o NORMA Divina
que está inserta en La Naturaleza
y que dice, esencialmente, esto:
No le corresponde a un ser humano
decidir quitar la vida a otro
o exponerlo a un riesgo de morir,
si puede evitarlo.
Significa que solo por una causa grave
y muy justificada
uno "puede" agredir a otro ser humano:
en defensa de la propia vida
o de las vidas que debe cuidar
(por ejemplo, los hijos),
y si no queda otra opción.
Significa también
que todo padre y madre DEBEN
evitar los riesgos vitales
que signifiquen "peligro de muerte"
para sus hijos.
Pues esa es parte de la función
de un padre y de una madre:
proteger las vidas que Dios les confió,
y asegurarse al máximo
que lleguen a vivir el tiempo necesario
para desarrollar su potencial
aquí abajo.
Y ese tiempo NO LO CONOCEN ELLOS,
y ese tiempo puede ser MUY largo,
por lo tanto su deber
(según la LEY Divina
inserta en La Naturaleza misma)
es defender la vida de sus hijos
SIEMPRE.
SIEMPRE.
SIEMPRE.
Es decir, siempre que esté en su mano,
y que los hijos estén en su proximidad.
Así que en una ENCRUCIJADA vital
donde se diriman riesgos vitales graves
para los hijos
(tengan la edad que tengan),
el padre o la madre,
si pueden,
deben elegir la opción
de MENOR riesgo para la vida de sus hijos.
Esa es la voluntad divina.
Pues se es madre
o padre
para siempre.
Y si solo Dios sabe
cuánto es necesario que viva un hijo, o hija,
significa que no ha de surgir
de padre o madre
la decisión de ENTREGAR SUS HIJOS A LA MUERTE,
ni de exponerlos a un riesgo elevado de muerte
(si pueden evitarlo),
ni de sacrificar sus vidas
por causas "x".
Dios aborrece los sacrificios humanos,
pero el sacrificio de hijos
(incluso aunque sean adultos)
es completamente repugnante
y abominable
a ojos de quien hizo madre a la madre,
y padre al padre,
esperando de ellos
que defendieran la vida de sus hijos
(siempre que pudieran)
a perpetuidad.
Pero claro,
es que estamos hablando
DEL DIOS DE LA VIDA.

(Arriba, pintura de Marat Margaryan)
¿A qué Dios sirves tú?
¿Con qué dios alineas tu vida,
y a los intereses de qué dios
entregas tu tiempo, energía,
planes y actividad?
Pues si para ti
la vida física
no es algo defendible
ni demasiado importante
(pues tus creencias indican lo contrario)
entonces, o bien tu dios es otro,
(y lo sabes)
o bien no te estás dando cuenta
de que estás yendo contra el querer de tu Dios,
que es el Dios de la Vida.

(Arriba, pintura de Leonid Baranov, que, para mí, plasma una actitud muy "del Dios de la Vida")
CONTINUA la serie Sagrada Defensa
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